jueves, 19 de mayo de 2016

ERA

Tan difícil como fácil. Tan extraño de entender. Como si de la nada hubiese surgido un nuevo ser. Como si la tierra y el agua lo hubiesen esculpido a medida, pero también del cielo se dejó caer. Estaba en todas partes, era imposible huir de él. Daba miedo sentirlo pero observarlo era todo un placer. Envolvía el paisaje con su presencia y todo lo convertía en caos con su desnudez. Los sueños se rompían pero las ideas surgían una y otra vez. Era agua y aceite. Una combinación imposible de disolver. No entendía de razones, pero tampoco lo quería comprender. Llegó sin más. Se dejó ver. Atraía a todas las almas hacia su tez, como un potente imán que atrapa a todo aquél que lo rodeé. Tan frágil como tenaz. Tan fácil de beber. Como si de un manantial se tratase y todos quisieran saciar su sed. Era todo lo soñado, una utopía ardua de creer. Un crucigrama lleno de abstractos acertijos. Era tristeza y alegría a la vez. Paradoja de la vida. Un significado que obtener. Una meta sin un final establecido. Era como una llama humeante que nublaba cualquier razón de ser. Pensamientos impulsivos contra la objetividad de uno mismo. Estaba en la mente, picoteando de los recuerdos y quemando cada espora de su piel, de mi piel, de tu piel. Era una lucha entre lo que está bien y lo que está mal. Se llamaba Remordimiento y lo apodaban Querer y No Poder.

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