jueves, 8 de julio de 2010

Vivir para morir

Pensamientos rumiantes que me hacen pensar que no viviré mucho más, moriré pronto.
Qué sentido tiene para mí la vida si no es más que un continuo calvario que no cesa. Todos los días son terriblemente parejos, hoy fue igual que ayer y mañana será igual que hoy, otras veinticuatro horas que no me aportan nada, tan solo lágrimas.
He de reconocer que esta tarde me asomé a ese puente que tanto me gusta y mis pensamientos empezaron a aflorar. Tenía ganas de volar y sentir por última vez la brisa en mi cara, pero aún no era el momento, no estaba preparada. Seguí mi camino con desazón
¿Sabéis esos días en que tenéis esa sensación de vacío, tristeza, desesperanza y melancolía que te llevan a pensar en lo peor? Ese es el sentimiento que inunda mi vida día tras día hasta donde alcanza mi memoria. Nunca he sido feliz por más que lo haya tenido todo, siempre hay algo que me entristece y me hace desear morir, de hecho, sueño que muero pero justo en ese momento despierto y lloro porque sólo ha sido un sueño.
Ni os imagináis las innumerables veces que he intentado ser optimista y pensar que el año que viene me irá mejor y comprobar que es peor que el anterior, que esto no tiene fin, que no me lleva a ninguna parte. Acabo deseando que me pase por encima un vehículo al cruzar el paso de cebras. Deseo ser capaz de subirme a la barandilla de ese puente y echar a volar, deseo que una bala perdida me atraviese la frente, que un desconocido me empuje por un acantilado, que me caiga en la cabeza accidentalmente una maceta desde la ventana, que deje de latir mi corazón de la pena, deseo morir.
Quizás penséis que he de estar orgullosa por ser quién soy, por estar donde estoy y por tener a la gente que tengo a mi alrededor, y lo estoy, sólo que no quiero vivir. Nunca entenderéis lo que pasa en mi mente, porque no lo comprendo ni yo. Nací sin motivación, sin esperanza, siempre he sido así, depresiva. Vivo con el deseo constante de que llegue mi hora.
Sé que viviré más años de los que me gustaría, pero no creáis que serán muchos más. Si sigo así quién sabe quizás mañana ya no esté aquí, pero no lloréis, sonreíd, porque al menos habré conseguido ser feliz.

3 comentarios :

  1. Qué decir? Lo único es compartir lo que siento, las ganas que tengo de repente de encontrarte sentada en el borde del puente para sentarme a tu lado y mirarte a los ojos. Siento cierta empatía con las personas negativas, en cualquiera de sus aspectos,quizá porque yo he tenido que ser positivo para superar mis propias vivencias.
    Un saludo, Jose Angel.
    Pdt. No tengo ni idea de cómo he llegado aquí.

    ResponderEliminar
  2. Gracias. Soy pesimista porque siempre que he tenido una ilusión ha acabado en fracaso, una tras otra, jamás se ha cumplido nada por lo que he luchado y mis fuerzas se acabaron; Ahora soy realista.

    ResponderEliminar
  3. Menudo comentario dejé el 4 de agosto madre mía... ahora me quiero retractar:

    SOY FELIZ Y ESTOY LLENA DE POSITIVIDAD GRACIAS A MI GRAN AMIGO "RA" QUE ME HA ABIERTO LOS OJOS.

    Si lees esto mi querido Ramón... GRACIAS por enseñarme a vivir.

    ResponderEliminar